miércoles, febrero 15, 2006

Ilusiones

Quitarle un caramelo a un niño es cruel. Quitarle a ese niño la ilusión no tiene perdón.


Hagamos a todos los niños iguales. Que todos piensen igual, que no tengan margen de maniobra, que no se desvíen del pensamiento común. Serán simples autómatas, deterministas para más señas, con un comportamiento fácilmente predecible y sin un simple hueco para que la teoría del caos haga su trabajo.

No tendrán autonomía, y el que cometa el error de intentar ser diferente, será aplastado. No se le aplastará de golpe, sino que se le hará la vida imposible, sus éxitos se convertirán en sus frustraciones, sus frustraciones en traumas, sus traumas serán sus compañeros de viaje, hasta que el viaje termine.

Da igual que el niño sea especial, debe convertirse en adulto y pensar como los demás. Todo lo que no sea automatizado, no debe formar parte de su vida.

Acabemos con el niño.


Quizá sea el momento de que el niño crezca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El enriquecimiento de una persona está en ser diferente a los demás. Todos somos diferentes y por lo tanto, especiales. No me gustaría parecerme a otra persona. Uno tiene que ser feliz siendo quien es, pensando como piensa, actuando como actúa, teniendo las ilusiones que tiene.Y si alguien pretende alguna vez que te conviertas en otra persona, es que en realidad no te estima, y si eres tú mismo el que piensa que siendo quien eres no llegarás a ningún sitio, estás equivocado, pues renunciar a uno mismo y a las ilusiones que se tienen, es darle la espalda a ese niño que una vez luchó por algo que muchos no consideraban que fuese lo correcto, pero que era lo que él quería, su ilsuión, su deseo, y no el de los demás.